El creyó que ella
le creyó, nunca imaginó que ella ya intuía lo que él ocultaba, y él siguió
creyendo que ella no sabía lo que ella ya sabía pero callaba. El siguió
creyendo que ella le creía, y ella comenzó a no decir lo que ya sabía. Él
siguió diciendo lo que decía y ella decidió irse aquel día. Él entonces supo lo
que ella sabía, pero ella ya no lo oía. Él gritó desesperado su nombre y ella
no lo escuchó, Y él supo entonces que ya no volvería. Sólo se quedó llorando y
ella... ella ya se moría.
Noemi Mocco
derechos reservados
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