DEPRESIÓN
Como definir la depresión si nunca las has padecido. Si
nunca te has despertado sintiendo que te ahogas, que te falta el aire, que tus
pulmones han desaparecido y el oxígeno no cabe en ningún otro espacio de tu
cuerpo. Sientes que vas a morir, y agonizas por unos segundos que se hacen
eternos, hasta que de a poco comienzas a respirar y tus pulmones vuelven otra
vez a funcionar. Te sientes oprimido y temeroso de que suceda otra vez, como
siempre pasa, noche tras noche. Te preguntas que pasará, y eso te vuelve
sensible y vulnerable, lo sabes y te asusta, te condiciona, y el sueño huye y
te levantas de la cama a la que no quieres volver para no repetir la escena.
Enciendes el televisor para mirar cualquier canal que te aleje de la realidad que
vives. Son tantos los problemas, tantas las preocupaciones, tanta la
incertidumbre de tu futuro que tu cabeza gira en un torbellino de preguntas sin
respuestas que solo logran que sientas desfallecer. Quieres huir, pero no
encuentras la salida a todos tus problemas, entonces desesperas, la desesperanza
se apodera de ti y ya no tienes fuerzas para luchar con ella. Te dejas
arrastrar de a poco, cansado, sin fuerzas, sin ganas de continuar en este
camino que no quieres, pero del cual no puedes salir. Comienzas a tener un
sentimiento extraño, algo que se va volviendo con los días en la posible
solución a tus males, es algo descabellado, un estado que nadie entiende, no
comprenden porque para eso tendrían que estar en tus zapatos, todos opinan, te
aconsejan, quieren dirigir tu vida, mostrarte el camino, pero ¿Qué saben ellos
de lo que sientes? de tu sufrimiento que te tortura en las noches quitándote el
sueño y las ilusiones. La idea se vuelve cada vez más tangible, la posibilidad
de solucionar tus males cada vez calan más hondo en tu interior convirtiéndose
en una daga que lacera tus entrañas, y te obligan a tomar una decisión alocada,
rayando en la locura de tu ser agobiado. Te rindes, caes de rodillas ante lo
que no puedes manejar, lloras, es un llanto de impotencia, de resignación,
quisieras volver a ser aquel niño al que cuidaban, al que protegían, aquel que
solo jugaba acunado por el amor de sus padres. Está tan lejano todo aquello, y
se ha vuelto tan irreal hoy tu realidad, que ya no puedes diferenciar cordura
de locura, todo es igual, todo es lo mismo, todo es insulso y gris, nada tiene
ya color ni sabor pata ti. Ni siquiera existe Dios, no hay universo, no hay
amor ni dolor, todo se ha esfumado, ya nada existe, ni siquiera vos. Te has
ido, abriste la puerta equivocada para mí, pero la correcta para vos. Ya no
estas, me duele el alma, es a mí ahora a quien se le cierra el pecho por el
llanto de no tenerte. El beso frio de despedida en tu frente me muestra tu
abandono, mientras la muerte se ríe a mis espaldas porque te ha convencido de
ser ella quien te daría la paz y el alivio que buscabas.
Noemí Mocco
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