COMETIENDO ERRORES
¿Saben cómo se aprende a coser? Descosiendo.
¿Saben cómo se aprende a tejer? Destejiendo.
¿A escribir? Borrando.
¿Y a vivir? Cometiendo errores.
De los errores se aprende.
Si cuando estamos cometiendo un error, supiéramos
que es un error, no lo haríamos, porque de hacerlo sería un acto adrede, con
total conciencia. El error es algo que cometemos inconscientemente, creyendo conscientemente
que no lo es. Parece contradictorio pero no, es normal que pensemos que está
bien lo que hacemos y sólo nos damos cuenta de la equivocación cuando todo está
consumado y no podemos creer lo que hemos hecho. A parte de darnos cuenta de
nuestro error, también vemos sus consecuencias y es allí donde nace el
arrepentimiento, y nos lamentamos cuando ya es tarde para volver atrás.
Así aprendemos a vivir, equivocándonos, lástima que
muchas veces lástima tanto y nos duele demasiado.
Lo importante al llegar a este punto es aceptar
nuestro error y levantarnos. Mirar adelante y comenzar a caminar construyéndonos
a nosotros mismos. Porque debo decir que no sos el único a quien le pasa esto.
Todos cometemos errores, algunos más otros menos, pero todos en algún momento
tiramos piedras, no estamos exento de pecados. Lo bueno es que se aprende a
caminar con más cuidado, a no confiar tanto, a pisar suelo bien compactado. No
te desanimes todavía falta seguir andando, y andando se hace camino, y el
camino podemos dibujarlo, dibujarlo con amor, con amor moldearlo, moldearlo con
sentimientos, sentimientos profundos, profundos porque calan hasta los huesos
lo que aprendimos equivocándonos, porque ahora tan sólo nos queda la
experiencia en el cedazo y esa experiencia nos ayudará a caminar con el corazón
en la mano, teniendo por seguro que siempre habrá alguien que estará a nuestro
lado, sin importar el pasado vivido, porque nos verá sobreviviente de tormentas
que nos han arrasado, porque se verán reflejados, porque la vida nos va
zarandeando y el destino nos une en un sincero abrazo.
No te culpes, no te tortures, porque es la vida
misma que nos va enseñando a sopapos, que vale la pena vivirla, sólo hay que
seguir caminando.
Noemí Mocco
derechos reservados.