SEDIENTO DE AMOR
Apenas la vio, quedó absorto de su sonrisa,
de sus ojos, su mirada, de su boca.
Sediento de amor la besó,
acarició sus sonrojadas mejillas y la amó.
La amó,
como un amante devoto de esa mujer
entregada totalmente.
La besó lentamente en suave cortejo de sueños.
Se fundieron amalgamando sentimientos.
La realidad lo devolvió a la vida.
La miró como un niño confundido.
La besó en la frente,
dulcemente,
y se fue sin decir adiós para nunca más volver.
Noemí
Mocco.
Derechos
reservados
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