Soy esa niña, la que está vestida de blanco,
sentada en la
esquina de esa habitación de paredes negras,
en donde no hay ventanas, ni
luces,
sólo una puerta entreabierta
por donde se cuela ese haz de luz
que me
mantiene expectante,
esperando que por ella entres tú a buscarme,
tengo mucho
miedo que no vengas,
que la puerta se cierre tras de ti
y me encarcele en
absoluta soledad.
Aquí me encuentro, esperando que regreses a buscarme.
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