Te busqué entre los
pliegues de mis sábanas,
en el trinar de los
pájaros despuntando el alba.
Las hojas del árbol me dijeron que no estabas
y corrí entre las
flores para atrapar tu aroma,
pero el perfume de
tu piel se disipó entre los malvones,
mientras la rosa,
derramó la última lágrima de rocío
que besé al
cortarla.
Dónde estás ahora, adonde guardo esta rosa
que deshoja tu
ausencia en mi nostalgia, mientras se marchita la tarde,
muriendo en
silencio, con el desconsuelo de no encontrarte.
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